Preservan las zonas de riesgo de peligrosos impactos o roces contra tuberías, cañerías, bajantes, sistemas de ventilación, extracción de humos, cuadros eléctricos, bocas de incendios, etc… evitando accidentes y gastos en costes por mantenimiento de reparación, así como el posible daño a personas y vehículos.
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